NAVARRO TEROL, José (1770-1809)
José Navarro Terol, nació en Novelda el día 6 de febrero de 1770, siendo sus padres Joseph Navarro y López y Michaela Terol y Miralles. Fue conocido como el Sargento Navarro, sobrenombre se le puso por razón de su empleo como militar con el que fue conocido en vida y con el que ha pasado a la posteridad. Sin embargo, unos días antes de su muerte, ejecutado por los franceses, el Gobierno nacional le ascendió a subteniente, por su heroica participación en la batalla de Molins de Rey, contra los invasores franceses, el 21 de diciembre de 1808, en la que resultó gravemente herido.
Nada conocemos de su infancia y adolescencia. Únicamente sabemos que tuvo otros hermanos y que, precisamente uno de ellos, Antonio, siete años más joven que nuestro personaje, perteneció al mismo Regimiento de Soria, con el grado de teniente, e intervendría en representación de la familia en el desarrollo de los actos cívicos y religiosos celebrados con motivo del traslado de los restos de su hermano.
José Navarro ingresó como soldado en el Regimiento de Infantería de Soria nº9, el 4 de noviembre de 1789, habiendo cumplido los 18 años de edad. El 1 de mayo de 1795, ascendió a Sargento 2º, y el 21 de mayo de 1806 al empleo de Sargento 1º.
El día 8 de enero de 1809 (estando encarcelado como prisionero de guerra en Barcelona),, le llegó el ascenso a subteniente en el mismo cuerpo.
Desde el 20 setiembre de 1790 hasta el 16 de julio de 1791 se le destinó como refuerzo a la plaza de Ceuta. Igualmente consta su intervención en la guerra contra Francia desde el 19 de mayo de 1793 hasta el 29 de septiembre de 1795.
En 1808 se encontraba su regimiento de guarnición en Barcelona, ciudad que, desde el 13 de febrero de ese mismo año 1808, se encontraba en manos de las tropas francesas, comandadas por el general Duhesme. Y precisamente durante ese tiempo, el Sargento Navarro participó activamente en un importante intento de liberar la ciudad de Barcelona de la dominación francesa, el proyectado para su ejecución para el 11 de mayo de 1809, que fue el que daría lugar al consejo de Guerra que le condenó a muerte.
Dicho movimiento de confabulación había fracasado, saldándose con la detención, el día 14 de mayo, de dos de los conspiradores, Massana y Aulet, a los que se les condujo a la Torre de la Ciudadela. A día siguiente se redujo a prisión al Dr. Pou, al Sargento Navarro y al Padre Gallifa. Continuaron los días siguientes las detenciones, pasando a ser juzgados el 2 de junio de 1809 por un Consejo de Guerra napoleónico, reunido en la Sala del Gobernador de la Ciudadela, todos los acusados de haber formado parte de la conspiración del 11 de mayo. El cargo formulado contra el Sargento Navarro fue el de haber instigado al motín contra el ejército francés a los soldados españoles prisioneros y haber tomado parte en la conspiración.
Del grupo de los 18 hombres que habían sido encausados, finalmente fueron condenados a muerte cinco: Joaquín Pou, de 61 años, cura párroco de la Ciudadela el R.P. Juan Gallifa, de 36 años, clérigo regular de San Cayetano; José Navarro Terol, de 39 años, del Regimiento de Infantería de Soria; Salvador Aulet, de 27 años, corredor de cambios y Juan Massana, de 23 años, oficial de la consolidación de vales reales.
De modo que el 3 de junio de 1809, los condenados fueron llevados a la plaza de la Ciudadela donde se había instalado un patíbulo preparado con una horca de la que pendían cuatro cordeles y un cadalso con para el garrote vil. Éste último estaba destinado a los dos sacerdotes del grupo, y la horca se reservó para Aulet, el Sargento Navarro –que subió acompañado del Padre Ferrer- y Massana. Los cuerpos de todos ellos quedaron allí hasta bien entrada la noche cuando fueron descolgados y enterrados en una misma fosa, hasta que una vez abandonada la ciudad por el ejército francés –el 28 de mayo de 1814- se pudieron recuperar los restos de los cinco ajusticiados, pudiendo entonces dárseles sepultura en un funeral con honores tal como merecían.
Los restos del Sargento Navarro reposan desde aquella fecha en la Capilla de los Mártires del claustro gótico de la Catedral de Barcelona.
(Texto extraído del artículo "El Sargento Navarro. En torno al bientenario de su muerte", de Amadeo Sala Cola. Betania 2008)