En las años 30, un grupo de vecinos –compuesto de unas 20 familias-que vivían en torno a la Plaçeta de la Creu decidieron conmemorar las fiestas a Santa Ana con el montaje de una falla. A esta iniciativa se sumó una peña juvenil, “Los Chaveas” por lo que también montaron la suya en la calle de El Carril -Sirera y Dara-. Esta manifestación festiva se mantuvo en vigor hasta el comienzo de la Guerra Civil.
En el centro de la Plaçeta había una fuente de agua potable de la que se abastecían los vecinos, ya que la mayoría en su casa únicamente disponían de aljibe para su uso y consumo diario.
El Carril y la Plaçeta de la Creu eran los únicos lugares de Novelda en los que se llegaron a celebrar estas particulares fiestas. Para su organización se contaba con una comisión de vecinos que se encargaban de recaudar fondos. En el caso de la Plaçeta estaba compuesta por los hermanos José María y Alfredo Galiano Verdú y por José María El Picono, quienes además de la organización del programa de fiestas, se encargaban de construir la falla.
El programa contaba con actos como “la plantà”, procesión , lanzamiento de cohetes y tracas y una verbena tras la que tenía lugar la cremà. Para este acto las mujeres se vestían con mantones de manila y con el traje tradicional popular.
La peña “Los Chaveas” tuvo mucha popularidad por los años 30, y estaba compuesta por los jóvenes noveldenses:
Joaquín Payá, Rogelio Buil, José Mª Ribelles, Joaquín Pastor, Claudio Crespo, Wifredo Rizo, Francisco Seller, Luis Mira, Segundo Navarro y José Mª Navarro.
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