En la sesión de Pleno del Ayuntamiento de Novelda de 25 de diciembre de 1918, el Alcalde anunciaría la colocación de la primera piedra del Santuario de Sta. Mª Magdalena. Seguidamente comenzaron las obras bajo la dirección de José Sala Sala, redactor del proyecto, quien contó con Ceferino Escolano y Antonio Amorós como maestros de obras.
Las obras comenzaron con buen ritmo y, sobre todo, con mucha ilusión y empeño por parte de todos los que en ellas trabajaban, pero transcurrido el primer año comenzaron las dificultades económicas que ralentizaron el curso de los trabajos. Desde la prensa local se criticaba la lentitud de las obras, temiendo que pudieran llegar a paralizarse por completo.
A pesar de haber realizado varias campañas de promoción, la Junta Administrativa –creada para ello- no conseguía recaudar los fondos necesarios para hacer frente a los gastos.
En torno a 1930 las obras ya se habían paralizado por completo, y no se reanudarían de nuevo hasta el mes de junio de 1945.
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